
Por una mirada, un mundo. Por una sonrisa, un cielo. Por un beso..., ¡yo no sé Qué te diera por un beso!
Hoy la tierra y los cielos me sonríen; Hoy llega al fondo de mi alma el sol; Hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado... ¡Hoy creo en Dios!
Los suspiros son aire y van al aire. Las lágrimas son agua que van al mar. Dime, mujer: cuando el amor se olvida, ¿sabes tú dónde va?
¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día, no admiró tu cariño mucho más; porque lo que hay en mí que vale algo, eso... ¡ni lo pudiste sospechar!
Sabe, si alguna vez tus labios rojosquema invisible atmósfera abrasada, que el alma que hablar puede con los ojostambién puede besar con la mirada.
¿Cómo vive esa rosa que has prendidojunto a tu corazón? Nunca hasta ahora contemple en la tierrasobre el volcán la flor.
Si de nuestros agravios en un librose escribiese la historia, y se borrase en nuestras almas cuantose borrase en sus hojas; te quiero tanto aún, dejó en mi pechotu amor huellas tan hondas, que sólo con que tú borrases una, ¡las borraba yo todas!
Asomaba a sus ojos una lágrima, a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro; pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún : «¿Por qué callé aquel día?», y ella dirá: «¿Por qué no lloré yo»
Tú eres el huracán, y yo la altatorre que desafía su poder, ¡Tenías que estrellarte o abatirme!... ¡No pudo ser! Tú eras el Océano y yo la enhiestaroca que firme aguarda su vaivén: ¡Tenías que romperte o arrancarme!... ¡No pudo ser! Hermosa tú, yo altivo; acostumbradosuno a arrollar, el otro a no ceder: la senda estrecha, inevitable el choque... ¡No pudo ser!
Volverán las oscuras golondrinasen tu balcón sus nidos a colgary otra vez con el ala a sus cristalesjugando llamarán. Pero aquellas que el vuelo refrenabantu hermosura y mi dicha al contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres..., ésas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvasde tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aún más hermosas, sus flores se abrirán. Pero aquellas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblary caer como lágrimas del día... ésas... ¡no volverán! Volverán del amor en tus oídoslas palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueñotal vez despertará. Pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido..., desengáñate, ¡así no te querrán!
Hoy la tierra y los cielos me sonríen; Hoy llega al fondo de mi alma el sol; Hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado... ¡Hoy creo en Dios!
Los suspiros son aire y van al aire. Las lágrimas son agua que van al mar. Dime, mujer: cuando el amor se olvida, ¿sabes tú dónde va?
¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día, no admiró tu cariño mucho más; porque lo que hay en mí que vale algo, eso... ¡ni lo pudiste sospechar!
Sabe, si alguna vez tus labios rojosquema invisible atmósfera abrasada, que el alma que hablar puede con los ojostambién puede besar con la mirada.
¿Cómo vive esa rosa que has prendidojunto a tu corazón? Nunca hasta ahora contemple en la tierrasobre el volcán la flor.
Si de nuestros agravios en un librose escribiese la historia, y se borrase en nuestras almas cuantose borrase en sus hojas; te quiero tanto aún, dejó en mi pechotu amor huellas tan hondas, que sólo con que tú borrases una, ¡las borraba yo todas!
Asomaba a sus ojos una lágrima, a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro; pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún : «¿Por qué callé aquel día?», y ella dirá: «¿Por qué no lloré yo»
Tú eres el huracán, y yo la altatorre que desafía su poder, ¡Tenías que estrellarte o abatirme!... ¡No pudo ser! Tú eras el Océano y yo la enhiestaroca que firme aguarda su vaivén: ¡Tenías que romperte o arrancarme!... ¡No pudo ser! Hermosa tú, yo altivo; acostumbradosuno a arrollar, el otro a no ceder: la senda estrecha, inevitable el choque... ¡No pudo ser!
Volverán las oscuras golondrinasen tu balcón sus nidos a colgary otra vez con el ala a sus cristalesjugando llamarán. Pero aquellas que el vuelo refrenabantu hermosura y mi dicha al contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres..., ésas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvasde tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aún más hermosas, sus flores se abrirán. Pero aquellas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblary caer como lágrimas del día... ésas... ¡no volverán! Volverán del amor en tus oídoslas palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueñotal vez despertará. Pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido..., desengáñate, ¡así no te querrán!
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